6.1.08

Maldito Pepito Grillo

Él lo está deseando.
Yo también.

Él -con pareja-, está dispuesto a seguir adelante.
Yo -soltera-, no soy capaz.

No puedo hacerle daño a ella, aunque apenas la conozca.

Él dice, que ojos que no ven, corazón que no siente.
Yo digo, que yo sí lo sabré.

Ninguno de los dos pretendemos que se acabe lo suyo.
Sólo... una vez...

Él se juega más que yo.
¿Será que algunos tíos realmente sólo piensan con cierto músculo de su anatomía?

Si yo supiera al 100% con toda seguridad que ella nunca sabría nada,
que no cambiaría nada entre ellos dos... lo haría.
Eso me convierte en una hipócrita.

Si hubiera ocurrido sin más, estaría hecho. No habría vuelta atrás.
Pero si sucede ahora, será con premeditación.

Ese maldito Pepito Grillo no deja de recordarme que él tiene pareja.
Maldita conciencia.
Maldita "moralidad".

No estoy tan convencida de que en un momento dado,
el pequeño grillo le continúe ganando el pulso a la lujuria...

5.1.08

Quizás, quizás, quizás...

Quizás yo no sea tan autosuficiente y dura como creía.
Tanto, que hasta me sobraba para dar.
Quizás yo también necesite de vez en cuando.
Cariño, mimos...
Quizás no sea tan grave tener momentos de "debilidad".
Quizás yo sólo sea un ser humano.
Y si lo soy, ¿qué tiene de malo admitirlo?

Siempre he querido ser autosuficiente, independiente, libre.
Pero ahora, que he logrado más o menos mi meta,
me pregunto...si no será más enriquecedor saber dar, saber recibir, saber pedir;
Interactuar, porque formo parte de una sociedad.
Compartir.
Sentir.

Quizás mi meta haya sido la equivocada.
O no; quizás en un pasado, necesitara llegar a ésto
y el camino me ha cambiado tanto,
que ahora, necesito una meta diferente, porque ésta ya no me sirve.
Porque yo soy diferente.

O quizás...
no debería haber meta, y debería limitarme tan sólo a flotar dejándome llevar por la corriente.
Con todas sus consecuencias.

Quizás, algo que ahora me parece tan difícil... en realidad, no lo es tanto, si se intenta;
Si me atrevo a exponerme tanto a lo bueno, como a lo malo, aceptando ambos.
Quizás, lo bueno no exista sin lo malo.
Quizás, evitando lo malo... apenas roce la vida.
¿Y es eso lo que quiero?
¿De verdad quiero pasar ese pequeño intervalo de tiempo aquí, de esta manera?
¿No sería mejor, experimentarlo, vivir de verdad?

¿Por qué no me atrevo?
¿Por qué soy tan cobarde?

3.1.08

El Templo de las Mil Puertas

- Los caminos de Fantasia - dijo Graógraman- solo puedes encontrarlos con tus deseos. Y sólo puedes ir de un deseo a otro. Lo que no deseas te resulta inalcanzable. Eso es lo que significan aquí las palabras "cerca" y "lejos". Y tampoco basta con querer marcharse de un lugar. Tienes que querer ir a otro. Tienes que dejarte llevar por tus deseos.

- Pero si yo no deseo marcharme...- respondió Bastián.

- Tendrás que encontrar tu próximo deseo- contesto Graógraman casi serio.

- Y si lo encuentro - preguntó Bastián -, ¿cómo podré marcharme de aquí?

- Escucha, señor- dijo en voz baja Graógraman-: hay en Fantasia un lugar que conduce a todas partes y al que puede llegarse desde todas. Ese lugar se llama el Templo de las Mil Puertas. Nadie lo ha visto nunca por fuera, porque no tiene exterior. Su interior sin embargo, está formado por un laberinto de puertas. El que quiera conocerlo, tiene que atreverse a entrar.

- ¿Cómo es posible, si uno no puede acercarse por fuera?

- Cada puerta -prosiguió el león-, cada puerta de Fantasia entera, hasta una puerta completamente corriente de establo o de cocina, incluso la puerta de un armario, puede ser, en un momento determinado, la puerta de entrada al Templo de las Mil Puertas. Si el momento pasa, la puerta vuelve a ser lo que era. Por eso nadie puede entrar una segunda vez por la misma puerta. Y ninguna de las mil puertas conduce otra vez al lugar de dónde se vino. No hay vuelta atrás.

- Pero, cuando se está dentro, ¿se puede salir otra vez a alguna parte?

- Sí- respondió el león-, pero no es tan fácil como en las casas corrientes. Porque a través del laberinto de las mil puertas sólo puede guiarte un deseo auténtico. Quien no lo tiene ha de vagar por el laberinto hasta que sabe lo que desea.
Y a veces hace falta mucho tiempo para eso.

- ¿Y cómo se puede encontrar la puerta de entrada?

- Hay que desearlo.

Bastián meditó largo tiempo y dijo luego:
- Es extraño que no se pueda desear simplemente lo que se quiere. ¿De dónde vienen realmente los deseos? ¿Y qué es eso, un deseo?

Graógraman miró al muchacho con los ojos muy abiertos, pero no respondió.

La historia interminable, Michael Ende.




30.12.07

¿Por dónde empezar?

Mañana se despedirá el 2007, cediendo su protagonismo al 2008.
Un 2008 que yace expectante su momento.
Una nueva oportunidad.

Nunca he creído en los propósitos que se hacen cuando comienza un nuevo año.
Sin embargo, cuando me visita diciembre... no puedo evitar pensar en mi vida, en lo que he hecho -o sobre todo en lo que no he hecho-, y poner las cosas sobre la balanza.

Necesito escribir para ordenar mi mente.

Tengo un nuevo año por vivir, y una página en blanco que llenar.